Desde fieras salvajes a lindos gatitos hoy el protagonista es el mundo animal. El animal como un ser poderoso y de carga energética, como puente para hablar de temas más complejos como la política o utilizado como recurso humorístico. Tigres, perros, lobos, caballos y en ocasiones criaturas fantásticas ocupan los lienzo de estos cinco artistas, cada uno haciendo uso de su estilo y estética personal, y hacen de hilo conductor unas veces caracterizados como dibujo animado, otras como pura inspiración salvaje y otras como creador de conciencia global y de armonía entre la sociedad y el mundo en el que vivimos. Aprovechamos para hacer un repaso a la trayectoria de estos cinco artistas y seguirles la pista en su trabajo más reciente.
Ryan Travis Christian
Personajes que parecen salidos de una series de dibujos animados de los años 20, influencias pop, humor e ironía a partes iguales y una característica estética vintage. Las obras en blanco y negro, hechas con grafito del artista californiano afincado en Chicago Ryan Travis Christian (Oakland, 1983) unen en ellas estéticas infantiles con un toque siniestro en obras que en ocasiones nos trasladan a un estrafalario oeste americano. Temas como la inmigración, la clase, la depresión y el sueño americano forman parte de su caricaturesca obra. Cuervos, caballos, gatos o animales fantásticos son los protagonistas de la obra de Ryan Travis Christian que ha expuesto en galerías que incluyen el Museo de Arte Contemporáneo de Raleigh, The Hole en Nueva York o Guerrero Gallery en San Francisco, además de mover su obra por subastas en diferentes partes del mundo y hacer colaboraciones con Case Studyo para llevar a la vida 3D a algunos de sus personajes con piezas de ediciones limitadas. Acaba de inaugurar una exposición colectiva en la WOAW Gallery de Hong Kong junto a nombres como Roby Dwi Antono o Ana Benaroya.
Ricardo Passaporte
Las bolsas de plástico de grandes cadenas de supermercados como LIDL, Tesco o Ikea fueron una de las primeras obsesiones de Ricardo Passaporte (Lisboa, 1987) a la hora de llevar su imaginario personal sobre lienzo. También lo fueron los dependientes de estas grandes tiendas, con sus respectivos uniformes, y los catálogos de compra, que han terminado llenando las paredes de galerías de media Europa con una reconocible técnica de trabajo de spray sobre lienzo. Una fascinación por los logos y el consumismo, ligada a la cultura pop, en la que a través de una fuerte carga de sentido del humor y una pizca de sátira, se termina por apropiar de los logos. Pero en los últimos tiempos su trabajo ha dado un giro y han sido los animales, y en especial los amigos caninos, los que se han terminado adueñando de su obra. Bajo el nombre «Si los perros no van al cielo, yo quiero ir donde ellos vayan» Passaporte inauguraba hace pocas semanas su última exposición en Palma de Mallorca con L21 Gallery. Estéticamente ubicado entre el graffiti y el arte contemporáneo, defiende que su práctica en la obra que presenta en galerías no es un crecimiento o “mejora” de sus piezas de graffiti y trata de distanciarlas a pesar de que tienen un denominador común: el uso de aerosoles, que sobre lienzo utiliza desde una determinada distancia que le permite jugar con las texturas y le da un (buscado) menor control sobre la pieza, que le lleva a cometer errores y a inesperadas sorpresas con las que utiliza a su favor para jugar con ellas. Manchas de color y trazos estudiadamente simples van creando las figuras perrunas de su obra más reciente.
Nicolás Romero (Ever)
Nicolás Romero (Buenos Aires, 1985) comenzó hace veinte años firmando Ever y haciendo letras en las calles de su Buenos Aires natal. Tras varios años de experimentación junto a otros colegas artistas se alejó del graffiti para comenzar a desarrollar un trabajo mural que ha evolucionado enormemente en la última década. Desde una obra que representaba reconocidas personalidades de los cuales emanaban chorros de color y con los que jugaba con su carga simbólica en el espacio público, hasta llegar a sus “Naturalezas Muertas”, el trabajo que viene desarrollando en los últimos años y donde ha encontrado otra forma de utilizar la imagen a modo de reflexión social. «Me di cuenta de que a través de objetos y símbolos podía decir muchas más cosas», dice Nicolás. Entre flores, vegetales y otros objetos aparecen destacando los gatitos y caniches: «Al principio comencé usando animales por que me interesaban como puente para hablar de cosas un poco más complejas, como la política. Para mi simbolizan un recurso para hablar de realidades más profundas disfrazándola», dice cuando hablamos sobre el uso de los animales en sus obras más recientes. «También los utilizo como fuentes de neutralización de imágenes con diferentes informaciones. Hace unos años leí un informe sobre gatitos en Internet llamado “Regulación de emociones, procrastinación y ver videos de gatos online” en el que decía que la gente se encontraba en un mejor estado de ánimo y con más energía tras ver un vídeo de gatitos. Además añadía que se siente una mezcla de culpa y placer, un comportamiento muy típico del consumo de ciertos contenidos en Internet. Así que me preguntaba qué pasaría si combinaba gatitos y política», continúa. El resultado más reciente se podrá ver a finales de noviembre en la exposición en solitario que prepara en la galería Ochi de Los Ángeles.
Sabek
Los animales y el color negro son su sello de identidad. Gatos, tigres, lobos, panteras, serpientes y otras poderosas aves son los protagonistas de sus murales, instalaciones y de las piezas que trabaja en el estudio. «Siempre he utilizado animales en libertad, fuertes y nobles que infunden una sensación de respeto para tratar de dar visibilidad y replantear nuestra relación con el entorno y la naturaleza», dice Sabek (Madrid, 1985). «Con ello quiero hablar del terreno que les hemos comido, en los últimos 50 años se ha reducido a un 40% los terrenos naturales, que ya no son casi ni eso espacios libres para ellos si no que son prácticamente perímetros que les hemos dejado a animales para no acabar con ellos», continúa. Sabek, que se curtió en la escena del graffiti madrileño desde que era un chaval, es experto en encontrar ese equilibrio entre la ausencia de color de la pintura negra y la vida y energía que radia de sus obras. «Mis animales suelen ser negros porque representa las sombras de lo que han sido en el pasado, esa pérdida de energía y de potencia que tenían antes sobre el planeta. Últimamente estoy metiendo color y tramas aludiendo a esa esperanza de cambio si nos ponemos a ello a tiempo», añade el madrileño, que lleva años pintando en festivales de arte urbano en Brasil, Argentina, Estados Unidos, Noruega o Rusia.
Robert Nava
Los impulsos creativos con los que el artista norteamericano se enfrenta a sus obras y la energía que de ellos se desprende revelan la rigurosa labor, que muchos podrían confundir con fortuita, de los trazos salvajes Robert Nava (East Chicago, 1985). Criaturas mitológicas como grifos y dragones fusionadas con tiburones, cocodrilos y lobos con los dientes bien afilados. Engañosamente simples y con una compleja combinación de colores sus obras nos llevan a esa confusión entre la profundidad y la simpleza o casi ingenuidad de la misma. Acrílico, ceras, grafito y aerosol se combinan a base de trazos que suponen una vuelta buscada a la niñez, haciendo el camino contrario al que nos podíamos imaginar: de pintar hiperrealismo con doce años a garabatear libremente todo tipo de criaturas hasta llevarle a un punto intermedio entre la abstracción y figuras fácilmente reconocibles por todos. A día de hoy su obra forma parte de la colección del Art Institute de Chicago y vive y trabaja en Brooklyn, Nueva York y acaba de inaugurar en la galería Sorry We Are Closed de Bruselas una exposición en solitario que estará hasta finales de diciembre.