10 minutos con… Amaia Arrazola

21.09.2020

 Es artista desde que recuerda, ex publicista de incursión laboral e ilustradora como forma de vida. Y desde hace casi dos años mamá de Ane. Amaia Arrazola (Vitoria, 1984) pinta murales, escribe libros, ilustra y realiza viñetas para revistas o portadas de libros y dibuja y construye al más puro estilo ‘Do It Yourself’ todo tipo de originales juegos junto con su hija. Lo tiene y lo hace todo. Su experiencia pintando en Japón la transformó y volvió de ella con un libro bajo el brazo. Ahora está a punto de publicar el segundo: ‘El Meteorito’ (Lunwerg), sobre su experiencia de ser madre, sobre «cómo todo voló en mil pedazos», y donde se ‘desnuda’ como  mujer presentando la maternidad con todos sus claroscuros. Hablamos con ella para hacer un repaso de experiencias, conocer sus gustos y conocer de cerca de la persona detrás del lápiz.

 

 

 

Tu primer recuerdo pintando… Era tan pequeña que ni me acuerdo. Soy la mayor de tres hermanas y cuando mis padres se echaban la siesta jugábamos a vendernos cosas que pintábamos, como fruta o dibujábamos teléfonos y nos llamábamos.

Lo último que pintaste en la calle… Fue en Madrid con los chicos de Madrid Street Art Project, hice un mural para un centro comercial que han abierto en Alcorcón especializado en deportes de riesgo.

Pintar en la calle o el trabajo de estudio… Para mi el trabajo de estudio es más íntimo, lo enfoco como una recogida personal mientras que el de calle es más divertido, más expansivo… Son complementarios y me aportan cosas diferentes.

¿Tu color? Antes utilizaba siempre blanco y negro y metía el rojo como apoyo, pero creo que era por miedo. Ahora estoy aprendiendo a utilizar todos los colores.

¿Con quién te gustaría hacer una colaboración? Por ejemplo con los chicos de Twee Muizen el y ella gallegos y además son amigos y nunca hemos hecho nada juntos. Ella hace unas máscaras brutales y ambos pintan en paredes. Me gusta mucho su trabajo.

Un artista al que admires… Miss Van, porque ha conseguido permanecer en el tiempo en un mundo muy de hombres y creo que tiene mucho mérito.

Un artista menos conocido con buena proyección… El catalán Octavi Serra, me gusta mucho su trabajo conceptual.

El trabajo con el que más has disfrutado… Fue un mural que hice en Japón en el que me dieron todas las facilidades y materiales, se podía dejar en la calle por que nadie te lo iba a robar, tenía un montón de gente ayudándome, lo pude hacer super bien y super tranquila… fue genial!

¿Y con el que más orgullosa te sientes? Precisamente no es un mural, si no un libro que hice sobre mi experiencia en Japón. Se llama «Wabi Sabi» y me siento muy orgullosa de haber podido ir y volver para hacer un libro de 180 páginas.

¿Un punto de inflexión que marcara tu carrera? Este libro sin duda. Descubrí que podía hablar, que tenía voz. Antes me limitaba como ilustradora a poner imagen a o que otros hablaban y a partir d ese trabajo me di cuenta que podía decir cosas.

¿Una anécdota trabajando? Pintando en Penellas, un pueblito de Lleida, estaba dibujando a dos chicas y por delante pasaba cada tanto granjeros que me decían siempre «¡Ay el gallo! ¡Qué bonito el gallo!» Y yo no sabía de qué estaban hablando. Ahora mira la foto y el coletero de la chica… Ahí me di cuenta de que cuando pintas en la calle, la gente hace suyo tu mural.

¿Tu mentor? Soy bastante autodidacta, pero he aprendido de toda la gente que me ha rodeado, de colegas, de quien era mi compi de estudio Conrad, de Txemy que es mi pareja, de Marina Capdevila que es amiga… En general de cualquier persona con la que esté trabajando saco algo, ya sea bueno o malo.

Tu trabajo en tres palabras… Divertido, espontáneo y fresco.

¿Y tu personalidad? Mi trabajo es bastante representativo de mi personalidad, todos hacemos un poco lo que somos. Soy un poco así, me gustan las cosas rápidas, aunque he aprendido a dominar mi impulsividad y pienso más las cosas. Y me gusta pasármelo bien también.

Un lugar para pintar… París. Estuve en un momento muy especial con mi hermana.

Un lugar especial para ti… La casa de mis padres. Es casa.

El último libro que has leído… “Lectura fácil» de Cristina Morales.

La última película que has visto… Me vi una italiana en Filmin que me pareció muy guay. «Ricordi» de Valerio Mieli. Había que estar concentrada, pero es una película que se basa en los recuerdos, en cómo los vamos borrando y qué pasa cuando olvidas algo, como si no hubiese existido.

Una serie… “Los Soprano».

¿Qué música te inspira? Soy muy ecléctica, me gusta desde el rap francés a la música española… La música me cuenta historias y eso me viene muy bien. Cuando dibujo me gusta estar evadida, si estoy demasiado concentrada tengo más posibilidades de equivocarme.

Un museo o espacio de arte… La Tabacalera de San Sebastián.

Un cuadro que te haya marcado… El Gernika de Picasso por la implicación personal y familiar. Mi abuela por parte de padre era superviviente del bombardeo y es un cuadro que siempre ha estado colgado en casa.

Un muro… El último que ha hecho Marina Capdevila en el tanque de agua de la Nau Bostik de Barcelona.

Un bar donde encontrarte… El Jabato en Barcelona.

Una comida… Croquetas. De cualquier cosa, de todo.

¿Cuales son tus miedos? En lo personal siempre son de salud, de mi hija y la gente que quiero pero a nivel profesional ese miedo transformado en motivación es el del largo recorrido. No estamos aquí para petarlo hoy y olvidarnos mañana, si no para seguir viviendo de esto en treinta años.

¿Alguna manía u obsesión? Ninguna. Intento no tenerlas porque te atan.

¿Qué no soportas? Las envidias, falsedades, que hablen mal de ti a la espalda, la poca profesionalidad…

¿Sola o acompañada? Acompañada.

¿En qué pierdes el tiempo? Ahora mismo no me puedo permitir perderlo porque tengo un bebé…

Una meta… Precisamente eso, permanecer así y vivir de esto de aquí a veinte años.

¿En qué estás trabajando ahora? Estoy trabajando en un libro nuevo sobre este proceso de maternidad que he vivido que se llama «El Meteorito». También durante el confinamiento hice una serie de juegos de cartón para mi hija Ane y me contactó una editorial para transformarlo en libritos y también saldrá en otoño.

Tu futuro ideal… En Barcelona trabajando de esto y que no difiera mucho de lo que estoy viviendo ahora.

 Un mantra… “Evitar la parálisis por el análisis». Prefiero hacer las cosas, equivocarme y darme el tortazo que no hacerlas. El gran error es no hacer algo.