Una estantería con cientos de ‘cacharros’ y piezas de porcelana de las que sólo algunas tendrán la suerte de ser protagonistas de sus siguientes obras, máscaras traídas de México y compradas en mercadillos callejeros, latas de spray, óleos y Pepsi, la gata, son los principales residentes del estudio de la artista jerezana Ana Barriga en Madrid. Pero son sus obras las que iluminan cada rincón del espacio. Esos bodegones de acabados esmaltados con su característico uso de colores flúor y un lenguaje cargado de inocencia y diversión al tiempo que de un contenido reflexivo y una sensibilidad extraordinaria. Ana Barriga, que estuvo participando en la última edición de la feria Urvanity 2020 representada por la galería Yusto/Giner, nos abre las puertas de su estudio y lo hace a través de sus propios ojos (y su cámara de fotos). Aprovechemos el encierro de estos días para dejarnos llevar al mundo interior de la artista que ahora se encuentra trabajando en el proyecto «Plantas de interior» para la Universidad de Granada.
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Máscaras y la obra ‘De los días azules’ de la serie ‘Plantas de interior’.
«Inauguraba en Granada esta semana y ha habido que posponerlo», dice la artista. «Todos los años sacan una beca pública para artistas y además traen a un invitado y este año me han llamado a mí. La obra del oso en la foto, ‘De los días azules’, es una de las que irá para allá», continua. Una de las condiciones para participar en el proyecto era trabajar con el material de la propia Universidad, «tienen una parte dedicada a botánica que cuando la vi me pareció super bonita. Se me ocurrió todo esto de las plantas de interior, sus propiedades medicinales… Y precisamente ahora somos nosotros mismos las plantas de interior», reflexiona la artista.
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Algunos dibujos y la última obra que está pintando.
«Con esta obra de la foto estoy empezando ahora», dice. «Es de la misma serie y todos tienen que ver con plantas, pero en algunos me baso en la idea de la estructura de la propia planta y en otros no. Esta obra va a plantear el cómo aprender a tocarse. Esa cosa de cuando somos adolescentes que no sabemos qué significa cuando nos cogemos la mano, o si nos damos un beso…», continúa. «Me pone los vellos de punta este proyecto, haber ideado todo esto justo con lo que está pasando ahora… Y más con la temática de este cuadro, porque esta cuarentena vamos a ver cómo la acabamos», ríe, «que me parece que vamos a salir ‘asalvajados'».
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Detalle del proceso de transformación del Monstruo del Espagueti Volador.
«Estos dibujos son de la creación de las plantas inventadas, de la misma serie. Represento cómo una de estas plantas se convierte en el símbolo de la religión del Monstruo del Espagueti Volador y toda su transición. Yo es que leo muchas de todo…», ríe. «Su imagen es una maraña de espaguetis con dos bolas de carne, ¡es genial! Existe de verdad e igual que en la religión cristiana creemos que nuestro espíritu se aparece en una paloma, ¿porqué no en una bola de carne? Hay un libro muy interesante del científico y astrofísico Carl Sagan, ‘El mundo y sus demonios’, que habla de todos los tipos de religiones… más y menos surrealistas», continúa Barriga.
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La estantería con sus ‘cacharros’.
«En esta estantería tengo los ‘cacharros’ que voy comprando en el Rastro, en el de Madrid y en cualquier mercadillo que visito. Muchas veces viajo por visitar uno que me guste especialmente», dice sobre su afán ‘coleccionista’. «Ahí los voy acumulando y eso es solo una parte… Tengo guardados en cajas, en casa de mis padres… ¡Cuando el diógenes empiece a irse de madre ya me tocará analizar esto bien!», dice riendo.
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«Ahí está la Pepsi, que se ha colado en la foto», refiriéndose a la gata que le lleva acompañando ya seis años. «El cuadro de la mujer de rojo de la izquierda está casi listo, solo estoy esperando que sequen algunas partes para poder seguir trabajando encima. Es para una expo que tenía en la galería Affenfaust de Hamburgo a finales de este mes que también se ha pospuesto», dice. «Las dos obras de la derecha vuelven a ser de la serie ‘Plantas de interior’. Precisamente esta semana empezaba un taller con los chavales de Bellas Artes de la Universidad de Granada, me gusta prestarme a estas cosas. Para no cancelarlo lo haremos por videoconferencia. Será este martes 31 de marzo a las 11:30am y será en abierto para cualquiera que se quiera
apuntar. Lo haremos a través de Meet, ahí estaremos», invita la artista.
El espacio donde trabaja Ana Barriga son dos plantas: el local en la planta baja le hace de estudio y arriba, conectada por una escalera, está su casa. «Llevo casi cuatro años ya aquí. No tenía dinero cuando llegué y me lo monté yo entero a base de tutoriales de YouTube: las luces, los muros… Me las apañé como pude. Ahora empiezo a sentir que se me está haciendo pequeño… ¡mira cómo lo tengo!», ríe.